¿Autónomo o Sociedad Limitada? Ventajas e inconvenientes
Cada forma jurídica tiene una serie de ventajas y de inconvenientes a la hora de constituir nuestra empresa. Por ello, será necesario conocer las virtudes y defectos de todas ellas antes de embarcarnos en nuestro proyecto.
En esta entrada vamos a tratar de arrojar un poco de luz sobre el tema, para que seas capaz de elegir con propiedad la forma que mejor le conviene a tu idea inicial.
Índice
¿Autónomo o Sociedad Limitada?
Nos enfrentamos a una de las grandes decisiones a tomar al emprender, ya que es sumamente importante elegir muy bien la figura jurídica que vamos a utilizar en cada fase de nuestro proyecto empresarial.
En este artículo os vamos a contar las ventajas e inconvenientes de cada una de estas dos figuras para que puedas elegir la que mejor encaje en las diferentes fases de tu proyecto. Y sabiendo qué implica esa elección en cada ámbito.
Hay más muchas más formas que debéis conocer, como la Comunidad de bienes, Sociedad Civil, la Sociedad Anónima, etc. Sin embargo, la decisión a tomar habitualmente está entre ser Empresario Individual (Autónomo) o Sociedad de Responsabilidad Limitada.
¿Cuál es la mejor forma jurídica para empezar un proyecto de emprendimiento? Esta pregunta no tiene una solución sencilla.
Autónomo: ventajas frente a la Sociedad Limitada
Un Empresario Individual (autónomo) tiene una serie de ventajas muy interesantes respecto a una Sociedad Limitada. Éstas son las siguientes:
Rapidez
Constituirse en Autónomo no requiere de grandes trámites y es muy rápido: de hecho se puede hacer prácticamente de un día para otro.
Coste
- Para ser Autónomo no es necesaria una aportación inicial de capital: ponerse en marcha es mucho menos costoso, lo que hace mucho más fácil comprobar si el producto mínimo viable que estamos creando tiene posibilidades o no de convertirse en un gran negocio.
- A la hora de cotizar a la Seguridad Social, el Autónomo va a tener una serie de ventajas. Y es que esa tarifa plana de 60 euros al mes por ser nuevo emprendedor sólo la podrás aplicar si eres Empresario Individual.
- Si tienes una Sociedad Limitada, eres el Administrador y como tal tienes que estar dado de alta en el RETA como autónomo societario y tendrás que pagar la cuota mínima desde el primer día (unos 360 euros).
Flexibilidad
La gestión de tu negocio siendo Autónomo va a ser algo más sencilla que en el caso de ser una sociedad.
Autónomo: inconvenientes frente a la Sociedad Limitada
Responsabilidad
Uno de los grandes problemas que tiene el Empresario Individual es su responsabilidad frente a las deudas contraídas, que es ilimitada: el socio se responsabiliza con todos sus bienes.
Es por esto por lo que recomiendo que en cuanto nuestro negocio empiece a crecer, se tengan empleados, se estén realizando inversiones de cierta entidad, etc. nos constituyamos como Sociedad Limitada.
De esta forma limitamos nuestra responsabilidad al capital aportado, protegiendo así nuestro patrimonio al separar el personal del empresarial. La responsabilidad es algo muy importante a tener en cuenta desde el principio, ya que es muy habitual que en la puesta en marcha de un negocio no se piense en las cosas negativas.
Es muy necesario tener un un “plan b” para evitar que, si las cosas no van bien este emprendimiento, no sea el último, ya que el emprendimiento consiste en eso: intentarlo una y otra vez.
Imagen
Si nuestro negocio empieza a crecer es muy habitual que tengamos necesidad de financiación de nuevos proyectos.
En este sentido la figura de la Sociedad Limitada nos va a facilitar el acudir a los bancos: aunque habitualmente éstos os van a pedir garantías personales, la figura de la sociedad limitada tiene mejor imagen y es más fácil conseguir acceso a financiación.
Tampoco hay que olvidar que la Sociedad Limitada, a diferencia del Empresario Individual, va a permitir incluir más socios capitalistas dentro del accionariado.
Impuestos
El Empresario Individual tributa por Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) aplicado al rendimiento por actividades económicas. Mientras, la Sociedad Limitada lo hace por el Impuesto de Sociedades.
El IRPF es un impuesto progresivo, es decir, cuanto más beneficio se obtiene, más porcentaje se tiene que abionar en impuestos. A modo de guía, los tramos actuales son los siguientes:
- Hasta 12.450 euros: 19%
- Desde 12.451,00 euros a 20.200 euros: 24%
- Desde 20.201 euros a 35.200 euros: 30%
- Desde 35.201 euros a 60.000 euros: 37%
- Más de 60.000 euros: 45%
En el Impuesto sobre Sociedades, en cambio, tiene tipo fijo, el 25% como norma general.
La factura fiscal en el IRPF puede ser pues mucho más alta que en Sociedades a partir de un determinado nivel de ingresos.
¿Cuándo pasar de Autónomo a Sociedad Limitada?
Habitualmente yo recomiendo que pasar en cuanto sea posible de Empresario Individual a Sociedad Limitada ya que esta figura nos va a proteger de una manera más importante y nos va a dar una serie de ventajas que ya hemos visto.
Pero ¿cuándo dar el paso?
Os vamos a presentar una serie de parámetros para valorar dicho cambio.
Trabajadores
En el momento en el que tengamos trabajadores es recomendable ser Sociedad Limitada: hoy puede haber negocio y marchar las cosas bien pero si mañana no lo hay y tenemos empleados que han estado con nosotros 20 años, vamos a tener que indemnizarle por esos 20 años.
Si no hay negocio, no hay dinero para indemnizaciones. Y si somos autónomos, esa deuda nos va a perseguir toda la vida, así que podemos decir que el momento de contratar al primer trabajador puede ser el adecuado para que cambiar de forma jurídica.
Beneficio
Hablar de beneficio implica hacerlo de impuestos también. Y ya hemos visto que a partir de un determinado nivel de renta, es mejor tributar como Sociedad Limitada. Personalmente, la línea divisoria la marco en un beneficio como autónomo de entre 35 y 40 mil euros al año.
Si subimos de nivel, te recomiendo que constituyas una sociedad limitada, ya que te va a permitir gestionar mucho mejor ese beneficio y pagar menos impuestos.
Imagen
En el momento en el que tengamos ya un producto mínimo viable, llega el momento de comercializarlo y en muchas ocasiones ofrecérselo a otras empresas.
En este contexto, considero que la imagen comercial que tiene una Sociedad Limitada es muy superior a la de un autónomo. Éste también puede ser un buen momento punto para cambiar de forma jurídica.
Expansión y crecimiento
Una necesidad de expansión puede ser un gran momento para plantearnos pasar de Empresario Individual a Sociedad Limitada.
La Sociedad Limitada permite contar con socios dentro de nuestra organización, ya sean socios técnicos que nos van a ayudar vía conocimientos, contactos, expertise, etc. o capitalistas, que van a aportar esos recursos económicos que necesitamos para hacer crecer con seguridad nuestro proyecto.
Conclusión
Empresario Individual y Sociedad Limitada no son figuras excluyentes. Es cierto que cada una tiene sus ventajas e inconvenientes, pero según en qué fase de nuestro proyecto nos encontremos, será recomendable una u otra.
Siempre podemos empezar como autónomos, y si vemos que “hay agua en la piscina” y empezamos a crecer, a contratar empleados, a necesitar financiación y socios etc. poco a poco podemos valorar tomar la gran decisión: la de pasar de empresario individual a social.
Esperamos haberos ayudado a la hora de elegir la forma jurídica adecuada para vuestro proyecto.
BUENAS, ME GUSTARIA SABER SI MI NEGOCIO ESTARIA MEJOR COMO AUTONOMO O DEBERIA DE DAR EL SALTO A SOCIEDAD LIMITADA. GRACIAS POR SU ATENCION